Cómo pensar un proyecto de diseño gráfico: mi guía práctica para desglosar el proceso creativo.

Al principio, cuando uno es estudiante y no atravesó demasiados procesos creativos buceando en sí mismo y surfeando las olas imprevisibles del propio potencial, tiene la peligrosa concepción de que las ideas vienen paridas brillantes de entrada. Uno cree que tiene que sentarse a esperar que se le ocurra algo genial, y si eso no ocurre por obra y gracia del Espíritu Santo, es normal quedarse bloqueado, frustrado y no saber qué hacer. Sumado esto al cansancio por trabajo diario y apuro porque la entrega se te viene encima, es muy fácil bajar los brazos y entregar cualquier cosa con tal de obtener un 4 (nota mínima con la cual se aprueba en Argentina).

Pero como todos los diseñadores tenemos un ego gigante y nos frustramos fácilmente (no nos bancamos un proceso de trabajo medio incierto en donde no podamos poner de manifiesto nuestra brillantéz rápidamente), acá dejo una posible guía práctica con el camino bastante pavimentado para pensar una pieza gráfica.

Sirve para clientes reales o para un trabajo de facultad. Si tu caso es el segundo, ignorá las partes donde habla de la interacción con el cliente.

1. Cual es el nombre del cliente? Tiene una bajada? Escribílo en una hoja.
   Acá se inagura oficialmente el uso del cuaderno de bocetos. Lápiz, birome, microfibra, lo que sea. Es un ejercicio de incorporar la hoja. Parece tonto porque todavía no tenemos demasiado que escribir, pero no lo es.
2. Si pudieras elegir tu cliente ideal, con cual disfrutarías más de trabajar?
   El cliente en la mayoría de los casos te dejan elegirlo a vos en la universidad, así que aprovechá uno que te interese lo que hace en esencia, o al menos que te permita explorar un estilo gráfico que te motive lo suficiente. Ej: si tenés que hacer toda la identidad de un programa de TV, buscá aquel cuyo contenido te inspire, te identifique, no te tortures con uno de temática aburrida. Yo elegiría un programa de viajes, vos qué elegirías?
3. A qué actividad se dedica tu cliente?
   Asegurate de comprender exactamente qué hace, y no solo superficialmente. Identificá si es un producto, un servicio, o ambas cosas. Ideal es tomar pequeñas notas cuando estés charlando con tu cliente, o cuando estés buscando información en internet. Ej: hace poco trabajé con un grupo de chicos que encaraban el tema del “miedo escénico para intérpretes musicales”. Tuve que charlar bastante con el cliente para entender qué era lo que ellos ofrecían, a quienes, y de que modo lo brindaban. No basta con quedarse solamente con la palabra “música” y hacer una marca con la clave de sol. Hay que empaparse, hilar más fino e identificar cual es su rol, de qué manera lo llevan a cabo (seminarios, talleres, cursos online, un e-book, clases particulares?), cual es la dinámica, a quienes va dirigido, etc.
4. Cual es su valor diferencial? Qué característica de su personalidad es la más fuerte, la que la distingue, y la que vale la pena resaltar a la hora de traducir esto a un lenguaje visual?
   Puede que tu cliente no lo sepa o no lo tenga claro. Vas a tener que ayudarlo a pensar. Charlá con él. Dejalo que hable y de a poco vas a poder ir extrayendo de su discurso algunas palabras que se repiten.
   Preguntas que podés hacerle para ayudarlo a profundizar en esta dirección: En qué sentido se benefician las personas que se acercan a ustedes? Qué les comentan luego de adquirir sus servicios o de comprar sus productos?
   Si es una empresa que se forma con un sólido conocimiento del tema, tal vez la característica que vale la pena rescatar es CONFIABILIDAD. Si hace varios años que está inserta en el mercado y ya benefició a una cantidad considerable de clientes, tal vez es TRAYECTORIA. Si es un emprendimiento jóven, dinámico y nuevo quizás les convenga hacer foco en la CREATIVIDAD, o en su personalidad ÚNICA. Si es un grupo cuyo interés es expresar su distanciamiento respecto de toda forma conocida, quizas una buena palabra para tomar es REBELDÍA.
   Conviene ir anotando estas palabras a medida que charlamos (por Skype o en persona) con el cliente. Esta simple actividad demuestra compromiso e interés de parte de nosotros como profesionales, y al mismo tiempo nos ayuda tener un pantallazo de todos estos conceptos en la hoja.
5. Dejar que estas primeras aproximaciones se asienten.
   Mirá tu hoja llena de palabras sueltas, flechas, garabatos, leelos en voz alta y permití que se mezclen en tu insconsciente. No te esfuerces por HACER nada particular en esta etapa. Simplemente salí a correr, o escuchá música, o continuá con tu vida normal. La idea en este momento es que actives otras partes de tu cerebro asociadas a las emociones (música), o a la inteligencia motríz (ejercicio físico). Esto descomprime y le da descanso a tu cabeza.
6. Al día siguiente o un par de horas después volvé a mirar la hoja.
   De a poco el paso del tiempo va a ir dejando en relieve los aspectos más importantes a asociar con tu cliente.
   En mi caso, cuando estaba realizando la marca para “Sintonía”, si bien al principio no fue tan fácil ni rápido, luego de dos charlas con mi cliente y varias caminatas con mi perra, detecté que los conceptos que más emergían eran: musicalidad, emociones, y la integración de componentes internos a la hora de manifestar su arte externamente. Todo esto estaba sustentado en conocimiento profundo y académico de la materia, con lo cual había que lograr un equilibrio justo entre solidéz/estructura, y fluidéz emocional/musical.
7. Traducir esos conceptos abstractos a un lenguaje visual.
   En este momento se deben involucrar conocimientos sobre las leyes visuales y tomar decisiones sobre qué tipo de líneas, formas, composiciones y tipografía conviene seleccionar para hablar de este cliente.
   Ejemplo; si detecté que el aspecto más relevante para hablar de Sintonía es la música y las emociones, posiblemente elija algún tipo de síntesis de lineas moduladas y no geométricas. Como la misión de ellos es brindar armonía en un intérprete musical y ayudarlo a integrar y a abordar sus propias emociones a la hora de su performance en vivo, también me pareció necesaria una forma circular construída a partir de segmentos ondulados que vayan de adentro hacia afuera.
8. Hacer bocetos livianos.
   Lograr fluir en el medio de un proceso entre racional y artístico. Tener presentes los conceptos emergentes identificativos del cliente, pero al mismo tiempo liberar el trazo. Pensar con el lápiz. Para esto hay que surfear la hoja, no exigir resultados, solamente explorar diferentes trazos, formas, líneas. Estamos generando CANTIDAD, no calidad. No es es un resultado cerrado lo que buscamos en este momento. Al menos dos hojas llenas de pequeños bocetos exploratorios tenemos que poder generar. Si no podés, es que estás juzgando demasiado esos trazos. Simplemente hacelo sin poner tanta cabeza (si te sigue costando, hacelo mientras mirás la tele o escuchás música).
9. Llevar uno o varios bocetos a la computadora y empezar a darle un aspecto más acabado.
   Acá empieza la segunda instancia de bocetos. También es importante permitir que el trazo (vectorial) fluya, sin encasillarse en querer replicar lo que haya hecho en la hoja, o lo que tenga el la mente. Normalmente es bueno ofrecer distintas alternativas al cliente (yo ofrezco 3). Lo bueno es que cuando empiezo a trabajar en pantalla con vectores, posiblemente de esa exploración se vayan abriendo varias opciones, con lo cual ya tengo la materia prima para ir en diferentes direcciones. Tal vez esta instancia lleve dos o tres etapas de sentarse frente a la pc. Esto es clave. Dejar espacio entre medio del proceso creativo es para mí muy importante ya que mi visión objetiva suele anularse luego de un par de horas y en lugar de avanzar, empiezo a caminar en círculos. Cada dos horas me levanto y saco a pasear a mi perra al menos 15 cuadras por el barrio, o voy a entrenar, o me hago un té, o me pongo a mirar una charla de algun tema inspirador para mí.
10. Bajar a tierra 3 opciones diferentes de marca para presentar al cliente.
    Y en lo posible, explicar -sin demasiada profundidad- que te basaste en tales y cuales conceptos para transmitir, y que lo buscaste a través de tal tipo de lineas, tal tipo de paleta cromática, tal tipo de composición general, tipografía, etc. Que éstas opciones enviadas te parecen las más pertinentes, y que esperás su feedback. A veces sugiero que se tome al menos 24 hs para observar y dejar que decante su sensación sobre lo que está viendo (de esta manera me evito recibir 3 mails con pedidos de modificaciones a lo largo de las primeras 24 hs, y recibo una sola respuesta más procesada, ordenada, y clara).

Este es UN ejemplo de proceso creativo desglosado paso a paso. No es el único ni el mejor, pero a mi me funciona porque me permite avanzar y trabajar sin sentarme a esperar una idea mágica y reveladora. Hay otros diseñadores que son más intuitivos y comienzan directamente por la estética, o por hacer un reelevo gráfico de marcas de clientes similares. Lo importante es que tengas paciencia y constancia a la hora de sentarte a trabajar. Hay un proceso de aprendizaje y de tiempos propios con los cuales uno debe ser amable y aún en la incertidumbre, seguir explorando, seguir avanzando por la hoja. 

Imaginate si te dan una guitarra y te frustrás porque no podés componer una canción de entrada. Es lógico, porque primero toma un tiempo internalizar el lenguaje musical, entender cómo funciona. Luego hay todo un período de práctica donde uno ya cree que entiende a donde debe dirigirse, pero por algún motivo a la hora de llevarlo a cabo los resultados no son los esperados. Paciencia, humildad, y práctica.

"Todos creen que fracasar es algo vergonzoso, que es algo opuesto al éxito. Pero en realidad están en la misma dirección. Nadie llega a tener éxito sin haber fracasado o errado. El problema es que de esas instancias previas nadie se entera"